Manifestación de amor
“Dedicado a todos los que se han lanzado a los brazos del Señor sin saber a donde llegarán con Él”
Gotas de sangre rodean su lugar de oración, quejidos agónicos salen de su ser. Es nuestro amado Señor renunciando a su vida por amor a su Padre, por amor a los que estábamos escondidos en Él.
Muriendo en la cruz resucita para volver donde es su deleite (a la diestra del padre).
Desde la eternidad viene su amor para hacerse visible, más que conceptos, El viene por lo que es suyo, viene a sentirse correspondido.
Viene por su amada
Vivimos en un mundo de apariencias, todos tratan de ser lo que no son. Esto se ve expresado en la vestimenta, los gustos, las adicciones y todo acercamiento a cualquier cosa que produzca alguna gratificación.
Vemos que muchas personas a las cuales les predicamos se oponen al amor de Dios, lo resisten, no lo aceptan. Las llagas de sus corazones las hacen presa, y no hay forma en que humanamente se llene ese vacío del corazón. No se puede y nunca se podrá.
Cuando se nos habla del amor que Dios tuvo para con nosotros, se nos evoca el sacrificio vicario de Cristo en la cruz. Con el transcurrir del tiempo hemos visto que el Padre nos amó mucho antes: “Antes de la fundación del mundo”. Antes de todas las cosas creadas Dios nos tuvo en su corazón, estábamos escondidos en el Señor esperando nuestra manifestación.
TU VIDA POR LA MIA
("Llevad mi yugo sobre vosotros, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga", Mateo 11:29,30)
Deploro la inconstancia de mi vida:
Jesús, la cambió, en cambio, por la tuya;
le quito el musgo y la viruta al puente
y dejo que Tú pases libremente
al fondo de mi cuerda, donde el agua,
a tu contacto, el tacto me aligera
y la Palabra no resbala y queda.
Presumo que si Tú me lo propones
Me dejo uncir el yugo de tu vida;
no quiero la soltura que me agobia,
prefiero que te quedes con la mía
A cambio de la tuya que me agrada.
Deploro la inconstancia de mi vida,
que disfrazada de cordura propia
Oculta su miseria y su impaciencia.
¡Jesús, acepto tu trayecto, tus coyundas;
tu arco de violín; tu pulso fino;
el blando nudo que me ciñe firme,
un trino claro, apenas un silbido
que llena mi terreno en la garganta!
¡Jesús, acepto el canje que me ofreces:
Acepto tu trayecto y tus coyundas!
¿Habrá alguna medida de amor que supere esta?
¿Habrá algo que pueda superar tamaña acción ?
Cuando la paternidad de Dios se nos es revelada y deja de ser un concepto para ser algo vívido, nuestro ser encuentra su plena felicidad y realización en este amor. No hay ninguna experiencia comparable a la que Dios nos ha hecho vivir y sentir.
Incluso, al morir Jesucristo viene a consumarse todo, no solamente las escrituras, no solamente la destrucción de Satanás, vino a confirmarse el amor del Padre hacia nosotros en su hijo. Fue la prueba de amor para Dios, concreta, visible, palpable, efectiva y sufrida.
Desde que Dios creó al hombre sintió su rechazo, el hombre prefirió amarse a sí mismo, en vez de amar a Dios. Aquella faceta que debía darse como algo natural, es decir, Dios amándonos y nosotros respondiéndole, fue una excepción en los primeros momentos de nuestra historia.
Los que alguna vez han experimentado el amar y no ser correspondidos pueden entender en una pequeña manera lo que Dios siente ante la indiferencia de su creación.
Hoy no hablé contigo
Traté de tapar,
Sólo sé que necesito hablar contigo.
Hoy no hablé contigo...
Ayuda a mi alma que te necesita
Abraza mi alma que se conmueve con tu voz.
Hoy no hablé contigo
Amado...
Que bien se siente Dios cuando respondemos a su amor, que satisfacción experimenta. Su mover no se deja esperar, tampoco su manifestación.
Pensemos en los millones de seres humanos sobre esta tierra, sus voces tratando de experimentar el amor de Dios. Sienten que tras su naturaleza caída se esconde una pequeña luz, la cual proyecta la verdad de que fuimos creados para amar a Dios. Cada célula que nos compone pide a gritos la manifestación de este amor.
Te siento
Te siento.
Te siento en el rocío,
Te siento en el aire,que con un soplido,
Te siento en el agua,
Te siento en mi vida,
Amado...
Dios es amor, Dios quiere que le amemos, Dios quiere que le tengamos como único motivo de nuestra existencia.
Si hasta ahora –al igual que la sulamita de los cantares - nuestro corazón se desvanece aún estando nuestro amado lejos, ¡cuanto más! estando en su habitación y lo conozcamos tal cual es, y no sólo alberguemos alguna experiencia, sino que una vivencia con Él.
Ahora bien, el hombre ha tratado de llenar ese vacío a través de sus propios afectos, los cuales son temporales y muy personales, creando una forma de expresar y corresponder, lo cual termina en su propia insatisfacción.
Para nosotros, la medida de expresión y correspondencia sigue siendo Jesucristo, medida en la cual nos hemos visto muy limitados.
¿Porque mejor, en vez de buscar el quien o el cómo llenar la necesidad de afecto, anhelar con fuerza que el Señor encienda su fuego en nosotros ?
¿Necesitamos aparentar para llamar la atención de nuestro amado ?
Más de Ti, Dios mío
Sé que hay más de Ti,
Otro Color
Amo a quien me dio la vida,
a aquel en el cual confío.
Quien me cubrió del frío
y me levantó de mi caída
No temeré nunca,
porque tú estarás conmigo.
Y nunca mis lágrimas caerán en vano.
Porque con lágrimas regaré
la semilla que has plantado.
Mi alma sensible se ha convertido
y tu Espíritu ha hecho un nido
Recógeme en tus alas,
porque deseo el calor de tu alma.
Nunca calles alma mía que eres prestada.
Alaba al Señor y no te detengas por el dolor.
Porque sé que la oscuridad
tomará otro color.
Desde los rincones de la eternidad Él viene a tomar lo suyo, lo que le deleita, lo que lo hace brincar de alegría, viene por su amada, por aquella que esta siendo preparada para él, por aquella que ha dejado todo por Él. El Espíritu Santo viene a manifestar el sentir de que somos de Él y nos bendice con su gloriosa manifestación. Basta de estar oculta, ya termino la preparación, ahora viene el inevitable y glorioso trayecto hacia los eternos brazos del amado (¿Estas preparado/a?).
El rostro de Jesús
¡Oh rostro de Jesús, objeto amado,
¡Oh rostro salvador, oh rostro amado!
¡Oh rostro de Jesús inconmovible:
¡Oh rostro de Jesús, objeto amado,
Cuando desde otro lugar fue llamada, seguramente palabras parecidas a estas resonaron en su corazón:
Oye hija, y mira, e inclina tu oído; olvida a tu pueblo, y la casa de tu Padre; y deseará el Rey tu hermosura; e inclínate a Él, porque Él es tu Señor. Salmos 45:10-11
Podemos sentir en este tiempo la seguridad de su amor, la seguridad de su correspondencia, ya no mas buscar afectos pasajeros, ya no mas buscar situaciones que lo reemplacen (nunca pudieron), ahora emprendemos la marcha hacia Él, lo dejamos todo por Él, nuestra búsqueda cada vez se hace más intensa.
Nunca en la historia del hombre sobre esta tierra una generación ha estado tan cerca de su morada. Nunca tan cerca de la manifestación de esta eterna unión.
Tú me has enamorado
Tú me has conocido
Y me has llevado en tus hombros
Y puedo decir
que todo lo que está en míEs por ti
Porque tu vives dentro de mí
Amado...
Cuando no experimentamos de esta llenura de Dios, el camino se hace pesado y todo se transforma en una rutina que nos puede atrapar en el sentido que estamos aquí para estar siempre sin manifestación, y no entender que estamos de paso. Que venga la manifestación del Espíritu con todas sus fuerzas (esta viniendo), (puedo sentirlo al momento de escribir estas líneas).
Dueño de mi corazón
¡Oh Dueño de mi corazón!
Tan sólo imaginar mi indiferencia
Me entristeció pensar que no era tuyo.
Tus cuerdas invisibles me atrajeron.
¡Oh Dueño de mi corazón!
Durante los encuentros de comunión o cuando lo buscamos profundamente en oración
Manifiéstate ahora…………………….
Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre. Salmos 45: 1-2
Tantas veces damos importancia a otras cosas que tienen que ver con el cristianismo, y nos vamos poco a poco alejándonos del corazón de Dios. Es tiempo de acercarnos, es tiempo de subir al segundo piso, es tiempo de que caigan todas nuestras estructuras interiores y nos sumerjamos en su río, es tiempo que caigan nuestras máscaras. Con El no necesitamos aparentar, con El no necesitamos crear una imagen errónea de lo que somos, con El no necesitamos otras personalidades, con El no necesitamos ser mas que nosotros mismos, débiles, vulnerables, flores del campo que necesitamos de su continuo viento para abrir nuestros capullos, flores que damos nuestro fruto y luego morimos para vivir eternamente en su corazón, flores que expresan la belleza de su creador.
Muero yo para que viva
El tesoro de mi vaso
Como ungüento derramado a los pies de mi Señor,
Cuando la vivencia anterior deja de ser un concepto y pasa a ser vida, nuestra realidad no es igual. Es decir, a la hora de experimentar el toque de Dios, sentir su presencia, sentir su Espíritu que corre por nuestro interior nunca más somos los mismos, ¿Porqué? Porque al fin, hacemos y nos disponemos para lo que fuimos creados. Nuestro ser entero encuentra su plena satisfacción cuando la vida de Cristo se transforma en una realidad concreta.
DEL ESPÍRITU DE CRISTO
("Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!")), Gál.4:6)
(1)
No quiero aquella débil fe bohemia
Que va llorando en el trasnoche tibio,
Que sin sustancia permanece quieta
Y sin la vida de Jesús se muere.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!,
que alienta con la gracia de su fuerza,
que no razona la palabra dicha,
ni pierde la razón ante la gloria.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo! :
su vida, su palabra, su lenguaje
--lenguaje que es extraño al superhombre
Y al vano sentimiento de la carne--.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!,
que desenreda la sutil maraña;
deshace vanidades ilusorias
y saca toda angustia de mi alma.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!
Depóngase la fe fingida, actuada,
La fe decorativa y calculada,
Es tiempo que el Espíritu bautice
La lengua; el corazón; el pensamiento...
(2)
Rehuso a los afanes de la vida,
A todo el trabajoso afán del mundo.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!
Me acuerdo del sustento recibido
De Dios en Cristo, por la fe, por gracia.
¡Qué gozo tan excelso me produce
saber que de las redes temporales
Jesús me liberó por su victoria!
Salí de mil fatigas y tormentos,
De escorias y liturgias dominantes;
Del frívolo manejo de la mente;
De todo necio afán inconsecuente,
Del peso y la cadena de la muerte.
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!
Me gusta depender de su socorro;
Estar comprometido con su reino
Echando mano de la vida eterna.
En este tiempo y contra la corriente,
Yo comprometo espíritu, alma y cuerpo,
Por cuya causa, mi Señor, proclamo:
¡Me gusta del Espíritu de Cristo!
Estamos viviendo momentos que la generación anterior a nosotros está viviendo una especie de agotamiento. Esto nos lleva a que a nosotros, los que estamos como jóvenes en este tiempo, Dios, nos colocará (de un día a otro) una gran responsabilidad en nuestras manos.
Cuando nos recuerden en 25 años más, que nos recuerden como una generación que se dispuso a buscar a Dios con todo su corazón.
Como una generación que dijo no a la frialdad y buscó constantemente la llenura del Espíritu Santo.
Una generación donde ocurrieron grandes milagros,
una generación donde empezó un mover de Dios y una gran multiplicación nunca antes vista,
una generación en la cual Dios coloque la carga por las misiones, por llevar la palabra a diferentes lugares.
Una generación que se guardó en santidad,
una generación que se amó entrañablemente,
una generación que dio los pasos necesarios para tener matrimonios fortalecidos en los cuales
ambos sean partícipes de la obra de Dios,
una generación que tenga carga por la unidad de la Iglesia,
una generación que en lo que sea prosperada lo coloque al servicio del Reino de Dios. Y finalmente y lo más importante,
una generación que ame a Dios con todo su corazón,
Señor, es mi sentir en esta hora, que se nos recuerde por esto, que en los albores de tu venida, nos presentemos como esa novia pura y santa, la cual espera en forma anhelante la llegada del esposo. Señor, despiértanos para estar en vela, despiértanos para estar con nuestra lámpara encendida, despiértanos a tu amor.
DE LINO FINO
"Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto." (Sal.38:9)
"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a las piedras preciosas." "Engañosa es la gracia y vana la hermosura: la que teme a Jehová, ésa será alabada." (Prov.31:10,30)
(1)
Mujer virtuosa, hallada por la gracia;
Mujer-hermana en Cristo, hermana mía,
Vestida con las galas celestiales
Te acercas a la casa del Amado.
De lejos te has venido caminando;
Trayendo aceite puro de olivares,
Para encender fulgores en tu alma.
El Padre te ha elegido entre millares,
Ciñéndote de fuerza y lino fino,
De toda voluntad sobre tus lomos,
De púrpura y de honores te ha vestido.
Virtuosa hermana en Cristo, hija del Padre,
Tus manos se aplicaron al trabajo:
A retorcer la rueca y los telares;
Al fruto del viñedo y la hortaliza.
Oh tú, que sobrepasas en pureza,
En oración y santidad profunda,
Contémplate tú misma hermosa en Cristo
Por la palabra sabia de Su boca.
¡Mujer-hermana en Cristo, te distingo
virtuosa entre millares de mujeres!
(2)
Temiendo a tu Señor en cada instante,
Con voluntad perfecta te levantas
Y esperas en la unción del cielo, atenta,
Que en tu socorro poderoso venga.
¡Mujer-hermana en Cristo, hija del Padre,
qué vana te parece la hermosura
que exhibe en su lenguaje el cuerpo humano,
pues tienes por mayor peso de gloria
la vida de Jesús tu bienamado!,
de aquel que corrobora tus quehaceres
con tanta gracia y sencillez del cielo.
¡Virtuosa hermana, hermana mía en Cristo,
aliento con el verso y la palabra
tu tiempo santo consagrado al reino;
que siendo hoy princesa o reina, sepas
que el Padre entre millares te ha escogido
hilando en lino fino tu atavío!
Mujer virtuosa, hallada por la gracia;
Mujer hermana en Cristo, hermana mía,
Vestida con las galas celestiales,
¡hoy moras en la casa de tu Amado!
Las gotas de sangre dejan de caer en el suelo, se levanta meditando sobre las horas que le esperan, lo torturan , lo crucifican y resucita para entrar por las puertas de los cielos y desde ahí preparar morada santa para su amada.
¡Quiere venir a buscarla! ¿Te irás con Él?
Algunas citas poéticas fueron extraídas de las siguientes fuentes:
Como el rocío de Hermón y del Cielo hasta la tierra, Poemas del hermano Claudio.
Alberto Rojas
Diciembre 2000